Sin embargo en una zona cercana, y un siglo después vivió una Condesa cuyas "hazañas" transforman al mito de Drácula en un personaje de Walt Disney: Esta es la historia:
Septiembre de 1609.
En los alrededores del Castillo Cachtice, Rumania.
Pola tenía 12 años y tras ser testigo de los horrores que se llevaban a cabo en el castillo donde ella trabajaba como sirvienta decidió escapar y salvar su vida.
Su primera opción fue buscar refugio en el pueblo más cercano. Los alguaciles de la zona la vieron correr desesperadamente y cuando se enteraron que Piroska y Helena, las doncellas más importantes del Castillo Cachtice buscaban a la chica, los hombres intuyeron que la sirvienta había cometido alguna falta o robo y revelaron que la niña se enontraba cerca del ayuntamiento.
La vida de Pola terminó en el instante en que fue capturada por las doncellas. Ella lo sabía.
Cuando regresaron al castillo la leyenda cuenta que la Condesa Erzsébet Báthory la esperaba vestida unicamente con una larga túnica blanca. Para sorpresa de Pola, la señora Báthory la recibió con muestras de comprensión y amabilidad, una actitud que cambió en el instante en que se cerraron las puertas del castillo.
Erzsébet no dijo nada. Sus sirvientes y cómplices sabían lo que tenían que hacer. Las doncellas Piroska y Helena Jo con la ayuda del enano bufón Ficzco desnudaron violentamente a la niña y luego la encerraron en una jaula.
No era era una jaula común. Se trataba de un compartimiento demasiado estrecho para que que una persona pudiera pararse o sentarse. La única posición posible que Pola tenía para permancer en la jaula era arrodillada en cuatro patas. Dentro de la pequeña prisión había numerosas cuchillas afiladas.
Las doncellas levantaron con una polea la jaula, mientras la chica hacía lo imposible para no cortarse con las cuchillas. No sirvió de nada. Mientras el enano movia las cuerdas para que el compartimiento se balanceara, Pyroska pinchaba a la niña con una lanza para que se retorciera de dolor. Algunas versiones de esta historia indican que la doncella y el enano tuvieron relaciones sexuales mientras disfrutaban como la chica era torturada.
El detalle es anecdótico. Lo cierto es que al día siguiente el cuerpo mutilado de Pola se encontraba desparramado por el piso. Ahora las sirvientas habían aprendido la lección: Nadie escapaba del castillo de la Condesa Báthory.
Erzsébet Bathory fue la máxima asesina serial de la historia cuyas víctimas solían ser mujeres de entre nueve y veintiseis años.
Este es un caso bastante particular ya que dentro de la historia del crimen no se volvió a registrar otra mujer psicópata que se cobrara tantas víctimas y operara con la violencia y el sadismo con el que se manejaba esta asesina.
Gabriella Erzsébet Báthory-Nadásdy de Ecsed había nacido el 7 de agosto de 1560 en la ciudad de Nyíbátor, Hungría y su familia pertenecía a la más distinguda aristocracia de ese país. Los Báthory descendían de un importante clan de hunos que cobraron relevancia a mediados del siglo XIII. Como ocurrió con otras tantas familias reales de aquella época, los Báthory solían contraer matimonio entre ellos y de acuerdo a varios investigadores que siguieron la historia de la familia esto trajo como consecuencia la aparición de diversos grados de enfermedades mentales de distinta clase .
La que más se destacó fue sin duda la de Erzsébet. Simpre fue una mujer que se destacó por su belleza y a los 11 años fue prometida al Conde Ferenc Nadásdy de Nadad y Fogarasfold, quien tenía más de veinte años.
Al poco tiempo la enviaron a vivir al castillo de los Nadásdy donde se llevó pésimamente con su suegra, quien no soportaba que la joven ostentara todo el tiempo su apellido aristocrático Cuando cumplió 13 años quedó embarazada de uno de sus sirvientes. El joven terminó castrado y luego fue arrojado a unos perros hambrientos. Erzébet fue trasladada a otro castillo remoto donde los Nádasdy hicieron desaparecer al bebé.
Finalmente cuando cumplió 15 se casó con Ferenc y el hombre adoptó el apellido de soltera de su esposa, ya que era mucho más prestigioso. Erzsébet contó con una educación muy superior a la que tuvo la gran mayoría de la realeza húngara. La joven hablaba varios idiomas cuando muchos príncipes de la región ni siquiera sabían leer.
Su esposo, que era conocido como “El Héroe Negro“, por la enorme cantidad de batallas que ganaba en los conflictos de Europa del Este, practicamente no tenía contacto con la mujer.
Tras la celebración del matrimonio la pareja se instaló en el Castillo Cachtice en Rumania donde se las arreglaron para tener cuatro hijos. Erzsébeth llevaba una vida sumamente aburrida debido a las largas ausencias de su esposo que se anotaba en cualquier conflicto bélico que ocurriera en la zona, que por cierto no eran pocos, ya que las tierras de la pareja se encontraban cerca de los límites entre los reinos cristianos y el Imperio Otomano que vivían enfrentados .
El 4 de enero de 1604 se produce un cambio importante en la vida de la Condesa. Su marido muere luego de una enfermedad que se contagió en una batalla. De la noche a la mañana, la mujer que tenía en ese momento 44 años se convirtió en una importante señora feudal de Transilvania. Tras el entierro de su esposo, la primera acción de Erzsébet fue expulsar del castillo a la odiada suegra y toda la parentela de los Nadásdy. Las doncellas que durante ese tiempo habían estado bajo la protección de los familiares de su marido fueron encerradas en los sótanos y castigadas.
La familia Báthory era muy apasionada por los temas esótericos y la magia negra y desde muy chica Erzsébet recibió influencias de su nodriza, quien la instruyó en prácticas de brujería.
La Condesa pudo criar a sus cuatro hijos pero los sucesivos embarazos la hacían sentir vieja. Así comenzó la obsesión con la preservación de su belleza. Ella se sentía fea y eso repercutía en su constante mal humor que progersivamente desató su perversidad.
Por ejemplo, para atenuar sus dolores de cabeza solía morder a sus doncellas, ya que al lastimar a las chicas sentía que las jaquecas desaparecían. Llegó un momento en que sentía un odio especial hacia cualquier mujer joven que pudiera ser bella.
Su vieja nodriza que la había acompañado desde la infancia le dijo que los póderes de la sangre y los sacrificios humanos eran el gran remedio para preservar la juventud. El consejo de la mujer fue claro: La Condesa debía bañarse con sangre de doncellas vírgenes. En una ocasión mientras una joven se encargaba del acicalamiento de Báthory cometió el terrible error de tironearle el cabello mientras la peinaba. Erzsébet la golpeó con tanta fuerza que le partió la nariz.
La sangre salpicó en la mano de la Condesa y al observarla la mujer se convenció que su piel estaba más blanca y suave que el resto de su cuerpo. Su nodriza tenía razón y no se había equivocado en el consejo. Báthory convocó a Thorko, el mayordomo del castillo y a Dorottya una corpulenta sirvienta, quienes trasladaron a la chica golpeada a un baño.
Su única falta habia sido tironear un cabello enredado. En la habitación le cortaron la garganta a la doncella y llenaron la bañadera con la sangre, donde Erzsébet embardunó su cuerpo para recuperar su juventud.
El horror en el castillo de Cachtice recién había comenzado.
Sigue en Parte II...
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